Muchas gracias a Oscar Múñoz, periodista de La Vanguardia por difundir la historia

Tras nuestra publicación anterior “Homenaje a nuestra estimada clientela de India confinada”, La Vanguardia se mostró interesada en nuestra historia y decidió elaborar un artículo para compartir con su público lector la historia de estos clientes “Huéspedes y Náufragos” obligados a permanecer confinados en nuestro Hotel Continental Palacete.

Reproducimos aquí el artículo, elaborado por el periodista Oscar Muñoz, a quién agradecemos su exquisito trato y la calidad del artículo que fue publicado el 18 de abril de 2020.

Puedes ver la publicación original aquí.

Hotel Continental Palacete Barcelona

 

Veintitrés tripulantes indios, confinados casi un mes en un hotel de Barcelona

“La situación es muy angustiosa, porque no sabemos cuándo podremos regresar a casa”, relata uno de los chefs del buque.

Llegaron a Barcelona la noche del 21 de marzo y desde entonces permanecen confinados en un hotel sin saber cuándo podrán regresar a su país, India. Veintitrés de los 800 tripulantes del crucero Sovereign , de Pullmantur, que atracó en Málaga el día anterior sin pasajeros, fueron trasladados de inmediato en autocar a la capital catalana para volar a Bombay vía Amsterdam. Pero no pudieron hacerlo debido al cierre de fronteras en el destino por la pandemia de la Covid-19. Su hogar ahora es el Continental Palacete, en la Rambla Catalunya, uno de los siete establecimientos hoteleros de la ciudad que están de guardia para casos de emergencia como este.

“La situación es muy angustiosa, porque no sabemos cuándo podremos regresar a casa”, explica Haarti Bhagwan Sandeep, uno de los chefs de este buque, que tiene capacidad para 2.700 pasajeros y recorre el Mediterráneo. Su esposa y su madre le esperan en Hyderabad. “Hablo con ellas cada día gracias al wifi del hotel –explica– y les digo que estoy bien”. Pero en realidad, no lo está como querría. Agradece el trato recibido en el alojamiento, pero al igual que sus compañeros, se siente perdido en un lugar desconocido y sin poder moverse, confinado en su habitación. “Hacemos lo que podemos para pasar el rato –prosigue–, incluso algo de ejercicio, yoga…” Afortunadamente ninguno tiene síntomas de haber contraído el coronavirus. Buena noticia.

Recluidos en sus habitaciones, se sienten perdidos en un lugar desconocido y evitan salir por temor al virus

El lockdown de India se ha prorrogado varias veces. Ahora tiene vigencia hasta el 5 de mayo. Pero podría alargarse. “Esto no es nada fácil, estamos preocupados”, añade otro tripulante, que trabaja en la seguridad del barco y prefiere que no se publique su nombre porque no quiere atender más entrevistas. “Al principio era más soportable, pero con el paso del tiempo se va haciendo difícil”, reconoce. Este joven, que reside en una localidad cercana a Nueva Delhi con su madre y su hermana, destaca que “lo más incómodo de todo es no saber cuánto puede durar esta reclusión”. Sigue las noticias por internet, pero no lo ve nada claro. “Hay muchas restricciones por todo el mundo –apunta–, no sé cómo va a evolucionar”. El grupo está en contacto con la naviera para la que trabajan y con la embajada de India en España.

El Continental Palacete es un pequeño establecimiento con 19 habitaciones regentado por una familia de hoteleros de toda la vida, también dueños del Continental Barcelona, en la Rambla, junto a la plaza Catalunya. El propietario y director general, José María Malagarriga, recuerda que este último estuvo abierto en otro tiempo difícil, la Guerra Civil, y que en él George Orwell escribió su célebre Homenaje a Catalunya. Salvando las distancias, se siente orgulloso de que ahora su segundo hotel esté activo. “Al tener al menos un huésped fijo todo el año –explica– hemos podido mantenerlo de guardia y ponerlo a disposición de casos como el de este grupo indio, que debo decir que tiene un comportamiento ejemplar”. La apertura no sale a cuenta desde un punto de vista económico, pero sí humano. “Con el precio que cobramos no nos ganamos la vida”, asegura. Como en las otras experiencias en las que hoteles de la ciudad apoyan a hospitales acogiendo a enfermos o alojando a personal sanitario, existe un compromiso cívico.

La mayoría de estos huéspedes del Continental Palacete dispone de aposento individual. También cuentan con la suite principal, que tiene un salón privado de más de 40 metros cuadrados, para que, respetando las distancias recomendadas, puedan esparcirse. “Todas las zonas públicas están cerradas –precisa Malagarriga–, tenemos un bufé adaptado a la actual situación, aunque a ellos su agencia les envía un catering, que deben tomar en sus habitaciones”. Asimismo, pueden acceder a un balcón por un pequeño pasillo para fumar.

Lo poco que pueden salir de sus habitaciones lo hacen protegidos con mascarillas, se ponen guantes y respetan las normas para protegerse del contagio. La disciplina propia del personal de un barco ayuda en estos casos. Pero se están viendo sobrepasados. El tripulante que prefiere quedar en el anonimato lamenta detalles, que no son menores, como que “la comida que nos traen cada día es la misma”. Lo pueden aliviar consumiendo de lo que ofrece el hotel, pero no comprando fuera porque, asegura, “no nos atrevemos a salir por miedo al virus, todo es muy confuso”. Pese a estar acostumbrados a pasar largos periodos fuera de casa, esta experiencia sobrevenida va mucho más allá. El apoyo mutuo se hace imprescindible. “Nos damos ánimo –valora– para no decaer”. Y así un día tras otro sin saber hasta cuándo.

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