
Un poco de Semana Santa en Cataluña
Las fiestas de Semana Santa se resumen en un último postre en los paladares de los catalanes. Tal vez la Cuaresma no se celebre como antaño, los cuarenta días anteriores a la resurrección de Jesucristo cuando los cristianos dedicaban sus días a la reflexión, a la conversión espiritual y preparaban su espíritu mediante la oración y la penitencia. Algo equiparable de algún modo al ramadán musulmán. Reflexión y abstinencia al fin y al cabo.
No. Ahora el trajín del día a día ha alterado esta práctica litúrgica, somos más terrenales, más prácticos. En España en general y en Cataluña en particular, nos consideramos territorio aconfesional (o dando un significado más académico, la gran mayoría no nos adscribimos a ninguna confesión religiosa) y como resultado, dejando un poco de lado el original significado de la cuaresma, hemos mantenido como mínimo algunos de los placeres de ésta. Hemos tomado prestado del latín, griego y hebreo el término empleado para denominar el fin del ayuno de la cuaresma: La Pascua. Lo que muchas veces se escucha y se lee como Domingo de Pascua, es originalmente el Domingo de Resurrección, como decíamos al principio de estas líneas, el tercer día tras la muerte de Cristo en que éste resucita.
Pues bien, al margen de todo el significado evangélico, en Cataluña hemos conseguido mantener una tradición si bien no cien por cien digna de la purgación cristiana, sí muy dulce y liberadora de los males y preocupaciones del día a día.
La semana santa la empleamos para desconectar, viajar y estar con los nuestros. Celebramos la reunión familiar, como hacemos en navidades. En muchos de nuestros pueblos catalanes (¡y en las grandes ciudades también!) arrancamos el Domingo de Ramos, la triunfal llegada de Jesucristo a Jerusalén, con nuestras palmas y palmones bendiciéndolos ante las iglesias cual fiel recibió al Hijo del Señor en lo que iba a ser el principio de su fin. Y también como entonces, escenificamos la pasión de Cristo con sigilosas procesiones muy variopintas pero muy emotivas.
Aquí vamos a destacar una en particular que tras los estragos de estos tiempos tan cambiantes ha revivido desde el año 2002. Se trata de la procesión de la “Burreta” o la “Burriquita” de Barcelona.
Ésta tiene lugar cada año en el distrito de “Ciutat Vella”, en honor a Jesucristo entrando a Jerusalén a lomos de un asno. El punto de partida es la iglesia de San Agustín, en el barrio del Raval (¡a tan solo 15 minutos a pie desde nuestro Hotel Continental Palacete y a 8 del Continental Barcelona por “Les Rambles”!).

Recorre las calles del barrio gótico hasta volver al punto de partida donde culminará con la bendición de las palmas dando la tradicional bienvenida a Jesucristo. En esta procesión participan desde grandes a pequeños con sus trajes y Vía Crucis, sacerdotes de gala y hasta la Guardia Urbana de Barcelona a caballo. Al mismo tiempo y durante toda la mañana, se bailan las tradicionales Sardanas catalanas delante de la Catedral. Todo un espectáculo dingo de presenciar seamos o no devotos de la fe cristiana.
Cabe decir que para muchos catalanes la noche más esperada, sin embargo, es la del Jueves Santo. (Jueves anterior al Domingo de Resurrección). Por su antigüedad y su valor emotivo, mencionamos especialmente la procesión de Badalona (a 12km del centro de Barcelona). En ésta, se escenifica la captura, crucifixión, agonía y muerte de Jesús en el más absoluto silencio y bajo la única y tenue luz de las velitas apoyadas en alféizares, aceras y balcones de las calles del barrio de Dalt de la ciudad.

A la mañana siguiente ya es Viernes Santo. Solemne viacrucis y silencio sepulcral pues Jesucristo moría. Para hablar de esta liturgia nos desplazamos hacia el este de Cataluña, a la localidad de Bellpuig en la comarca del Urgell (Provincia de Lérida y a unos 120km de Barcelona). En este pueblo de unos cinco mil habitantes se celebra la fiesta de la “Mare de Déu dels Dolors” (la Virgen de los Dolores). Esta fiesta empieza el viernes anterior al Viernes Santo y da el pistoletazo de salida a los actos religiosos de Semana Santa en las comarcas de Ponente. Además, presume de ser una de las más antiguas de Cataluña, ya que hace más de 300 años que se lleva a cabo.

